Si hay una imagen interesante de la Córdoba de mediados del siglo XIX, esa es la vista aérea de la ciudad que realiza y publica Alfred Guesdon en 1853. Tuvimos esa suerte y Córdoba fue una de las ciudades elegidas para componer este bello álbum de estampas.
La altísima precisión con la que quedan dibujados todos los detalles de la ciudad en este documento ha sido causa de admiración y de múltiples especulaciones sobre cuál fue el procedimiento para obtenerla. Mucho se ha escrito e investigado sobre esta sorprendente ilustración, pues el momento histórico en el que se elabora el dibujo, es un hervidero de ideas e invenciones que pudieran ser actores de esta magnífica lámina, que hoy es un documento indispensable para estudiar la evolución del paisaje urbano de Córdoba. El dibujo original se conserva hoy en el Museo de Bellas Artes de Nantes.
En 1853 tres grandes inventos están en auge y pudieron influir en la calidad de las panorámicas de Guesdon. Son: la navegación en globos aerostáticos, el daguerrotipo y la impresión litográfica que permite una alta calidad de reproducción y la posibilidad de imprimir colores.
Aunque no hay datos que certifiquen categóricamente este hecho, lo cierto es que muchos investigadores sostienen que Guesdon tomó fotografías desde un globo, sobre las que luego realizaría el fantástico y preciso dibujo. Es difícil explicar la profusión y precisión de los detalles si no fue así, pero ningún periódico de la época en Córdoba, da constancia del vuelo de aerostatos en esas fechas en la ciudad, y esto entonces, era un acontecimiento más que importante para ser reflejado en las noticias.
Por otra parte el daguerrotipo, si bien para estas fechas había evolucionado reduciendo los tiempos de exposición, estos estaban aún en varios minutos, por lo que no es probable que el movimiento de un globo permitiera fotografías de calidad. Había otra técnica fotográfica recién inventada en esas fechas que permitía tiempos de exposición realmente rápidos. Esta era el “colodión húmedo” pero requiere que el negativo se revele inmediatamente después de su disparo, por lo que hubiera sido necesario embarcar el laboratorio en la canasta del globo. Esto hubiera supuesto un alarde tecnológico para la época, que la prensa no hubiera podido pasar de largo. Hay quién también asegura que fue Charles Clifford el fotógrafo que acompañó a Guesdon en su voladura sobre Córdoba, pero a Clifford, que realizó cientos de fotografías en España, no se le conoce ninguna disparada desde un globo. Por último hay otro argumento que hace casi inverosímil el asunto del globo. Córdoba aún no dispone de línea férrea, no parece posible que el abultado artefacto que supone todo el ingenio del aerostato, se pudiera transportar con facilidad en carretas y por los difíciles caminos de Despeñaperros.
Otra teoría sostiene que Guesdon que indudablemente era un dibujante laborioso, profesional y preciso, construía estas vistas aéreas partiendo de planos bien trazados que él pasaba a perspectiva con líneas de horizonte muy altas para que diera la sensación aérea. Una vez realizada la base en perspectiva, completaba el dibujo añadiendo los detalles arquitectónicos más relevantes. Guesdon pudo utilizar el plano de la ciudad de Montis de 1851, que es una actualización del primer plano de la ciudad, conocido como plano de los Franceses, por ser estos quienes lo levantan con una precisión sorprendente.
Llegados a este punto a mí me gustaría precisar que Córdoba sí tiene un punto desde el que se puede disfrutar de una panorámica de la ciudad con la Mezquita en primer plano. Se trata de un altozano que apenas conocen la mayoría de los cordobeses y que se ubica en el Campo de la Verdad, conocido coloquialmente como “El Cerro” y que, precisamente ahora, se halla en proceso de remodelación para rescatar del olvido la, posiblemente, única panorámica global de la ciudad. Yo apostaría mis haciendas a que ese fue el lugar exacto desde el que Guesdon elaboró los detalles de esta increíble y muy popular ilustración de Córdoba.
Y hay una última teoría que se mueve entre el “Cuarto milenio” y “la nave del Misterio” que asegura que las fotos aéreas de Clifford no se han llegado a conocer debido a la supuesta actividad de éste como espía, dado el indudable interés militar de estos documentos gráficos; no debe olvidarse que en 1849 tuvo lugar el primer intento de bombardeo aéreo de la historia, con globos aerostáticos, de Austria contra la sublevada Venecia.