De dónde proviene esa extraña letra que tan popular se ha hecho en el tercer milenio. Pues es una curiosa historia que nace en Córdoba, bueno, precisemos, en el Califato de Córdoba. El término «arroba» proviene del árabe الربع (ar-rubʿ), que significa ‘la cuarta parte’. y se utilizaba en la España del siglo IX para representar la unidad de masa llamada arroba, que equivale a 25 libras, una cuarta parte de un quintal. Unos 11,5 kilos.
Esta medida de peso se populariza en toda la península durante los siglos de ocupación islámica, y como un surfista aprovechando las olas, nuestra arroba salta a América cuando el Islam es vencido en España, y de ahí retorna para extenderse por todo el imperio español, es decir, por toda Europa. La arroba es entonces una medida de peso internacional, todos los fletes que cruzan el atlántico usan esta unidad para pesar las mercancías, y en este trasiego pasa a Norteamérica donde también se convierte en unidad de peso para la lengua anglosajona. Ya es universal.
Pero el concepto “arroba” necesita de un signo de rápida escritura pues hay que repetirlo hasta la saciedad en cualquier documento de compra-venta al igual que el dólar ($) u otras monedad o unidades de medidas. El símbolo elegido (@) procede del latín y hace referencia a la preposición "ad-", que significa “hasta” o “hacia”. Los monjes de la Edad Media la escribían tan a menudo, que unieron las dos letras. En español y portugués se usaba el símbolo @ para la unidad de peso árabe ar-roub.
El primer ejemplo escrito de la utilización de este símbolo encontrado hasta la fecha, es una carta hallada en el año 2000 que está firmada por un tal Francesco Lapiun, un mercader italiano, que la envió en el año 1536, desde Sevilla a Roma. Un importante documento histórico que describe la carga de tres barcos que han llegado con mercancía desde América.
A mediados del siglo XIX, y cuando la arroba está en pleno uso, aparece la máquina de escribir, y en ella tiene reservada una tecla, ¡como no! nuestra popular “arroba” que ya nunca se marchará de los teclados. La unificación universal de los teclados de todas las máquinas de escribir, fue diseñado y patentado por Christopher Sholes en 1868 y vendido a Remington en 1873. El teclado QWERTY debe su nombre a las primeras seis letras de su fila superior de teclas.
Y ahí se queda la arroba, como una extraña tecla, inservible para la mayoría de los usuarios y a punto de desaparecer, hasta que en en 1971, Ray Tomlinson, el programador informático estadounidense que implementó el primer sistema de correo electrónico, buscaba un símbolo para separar el nombre de la persona del lugar donde estaba.
Su idea era utilizar un símbolo que estuviese en todos los teclados pero que no apareciera en los nombres propios de las personas o empresas ni de los servidores. La @ estaba en los teclados pero no tenía utilidad alguna, por lo que no entraba en conflicto con nada estipulado anteriormente. Tomlinson se envió a sí mismo el primer mensaje de correo electrónico, a modo de prueba, desde su computadora a otra máquina que físicamente se encontraba inmediatamente al lado de la suya.
El resto ya es historia, hoy la arroba es un signo tan popular o más que las propias letras del alfabeto. Y para nosotros los cordobeses, que no somos precisamente “Silicon Valley”, nuestra pequeña pero importante contribución a la revolución tecnológica.
(El que no se consuela es porque no quiere).