Con su majestuosa silueta, el conocido como “rey de los faros” o el “Versalles del mar” es el guardián del estuario de la Gironda. Es el faro más antiguo de Francia y el primero en ser clasificado como monumento histórico, en 1862, al mismo tiempo que la catedral de Notre-Dame de París. 

¿Pero porqué este famoso faro recibe el nombre de Faro del Cordobés?

Aunque se consideran otras teorías, parece que el nombre proviene de la aún hoy sorprendente y fulgurante invasión de los árabes, que en su avance llegan en pocos años al corazón de Francia donde son frenados, cerca de la ciudad de Tours, en la famosa Batalla de Poitiers que tuvo lugar el 10 de octubre de 732, entre las fuerzas comandadas por Carlos Martel y un ejército musulmán a las órdenes del valí de Al-Ándalus Abd ar-Rahman ibn Abd Allah al-Gafiqi. Durante la batalla, los francos (cristianos) derrotaron al ejército musulmán y al-Gafiqi resultó muerto.

Pero unos meses antes, el mismo al-Gafiqui lidera y vence en otra batalla histórica: la Batalla del Garona. Abd-ar-Rahman concentró las tropas en Pamplona y atravesó los Pirineos por Roncesvalles,​ avanzando con gran velocidad se enfrentaron a las tropas de Odón el Grande sobre el río Garona y el río Dordogne (lugar donde se ubica el Faro del Cordobés). Los francos fueron derrotados ampliamente y la mayoría de sus fuerzas eliminadas. La matanza de cristianos en el río Garona fue terrible. Llegó a Burdeos, que fue tomada al asalto y saqueada, como también fueron saqueados los ricos monasterios del norte de Aquitania.

Y aunque unos meses después son derrotados en Poitiers, los andalusíes conservaron algunos años el control de la amurallada Burdeos. Desde la antigüedad, la desembocadura del estuario ha tenido una reputación funesta. Conocido por su peligrosidad —sobre todo por los marineros obligados a cruzarlo para llegar al puerto de Burdeos—, el islote rocoso de Cordouan, del que solamente una pequeña parte emerge en marea baja, es famoso por ser un auténtico cementerio marino. A eso hay que sumarle los bancos de arena que se acumulan a su alrededor debido a las fuertes corrientes. Los cordobeses establecen en este lugar un faro para guiar las embarcaciones que comunican esta ciudad con, posiblemente, el puerto de San Sebastían que entonces está bajo control musulmán. Existe constancia de intensas relaciones comerciales en esos tiempos entre Córdoba y Burdeos. Algunos historiadores hablan también de una pequeña aldea junto al faro, de nombre posible Medina y que hoy está desaparecida bajo las aguas del estuario.

Recreación virtual del faro diseñado por Luis de Foix antes de ser reformado en el siglo XVIII.

¿Rey de los faros, o faro de reyes?

En 1584, el mariscal de Matignon, gobernador de Guyena, y Michel de Montaigne, alcalde de Burdeos, contratan para el proyecto al arquitecto e ingeniero Luis de Foix, relojero de Felipe II, para reemplazar el antiguo faro, que había caído en ruina. El contrato, firmado en presencia del alcalde de Burdeos, Michel de Montaigne, contenía algo más que una torre con una hoguera. El rey quería una obra real, consistente en una torre redonda de tres pisos sobre una gran plataforma. 

Las piezas más increíbles del faro son, sin duda, la cámara del rey y la capilla. La habitación real, situada en el primer piso de la torre, se presenta como una suntuosa sala abovedada con chimeneas, suelo de mármol y paredes de piedra decoradas con pilastras jónicas. Está destinada a alojar al rey, aunque ningún soberano se ha instalado allí nunca. Cada año visitan este monumento unas 20.000 personas.

Actualmente, el comité de apoyo al faro lucha por el reconocimiento de este como Patrimonio de la Humanidad. En 2017, el faro ya ha sido reconocido como “obra maestra del genio creativo humano”, uno de los criterios necesarios para que El Faro del Córdobés entre en la lista de candidatos para 2020.
Desde Viento10 en la milenaria ciudad de Córdoba, deseamos éxito con esta merecida candidatura.