Ya se que asociarás la palabra "claustro" solo con los edificios cristianos, pero atengámonos a su definición exacta. El diccionario dice que un claustro es un tipo de patio que en sus cuatro lados tiene una galería porticada con arquerías que descansan en columnas o dobles columnas. Está edificado a continuación de una de las naves laterales de un templo.
Hasta aquí nuestro Patio de los Naranjos cumple al milímetro con las normas para ser un claustro, y más entre los siglos VIII al XIII cuando las arcadas, hoy ciegas, que comunicaban con la mezquita, estaban abiertas al patio y por tanto formando galerías en sus cuatro lados.
Pero no solo por su coincidencia arquitectónica podemos llamar claustro al Patio de los Naranjos. También porque este patio del siglo VIII es más que probable que fuera la inspiración y modelo de los innumerables claustros que aparecerán a partir del siglo XI por toda Europa, con la creación de las distintas órdenes religiosas. ¡Tres siglos después de la construcción de la Mezquita de Córdoba!. Es importante tener en cuenta la cronología que nos certifica que este, es el edificio en activo más antiguo de España.
Un paseo por los siglos para entender por qué pudo nuestro patio ser el modelo de los claustros cristianos.
Los monasterios tuvieron un papel importante en la repoblación llevada a cabo por los distintos reyes cristianos tras el avance de la Reconquista y consiguiente retroceso de los musulmanes hacia el sur de la península. Su presencia en la península data de los primeros siglos del cristianismo, cuando la primitiva vida eremítica dio lugar a la formación de comunidades religiosas y a la construcción de pequeños monasterios hispanos en los siglos VI y VII. Durante la repoblación, muchos de estos edificios evolucionaron, o incluso fueron levantados de nueva planta, hacia un estilo que hoy llamamos Mozárabe. Estos monasterios no incluían la figura del claustro, pues debían servir también como fortines y eran edificios muy cerrados y en muchos casos amurallados.
Los monjes que fueron levantando este tipo de monasterio procedían tanto del sur (sobre todo de Córdoba, en un momento de persecuciones a los cristianos en esa ciudad) como del norte. La influencia de la Mezquita de Córdoba en todo el arte mozárabe es evidente; desde los arcos de herradura, a los dibujos tallados en piedra con ornamentos copiados de esta. Cómo no iban a terminar por copiar el patio junto al templo.
Con el románico y la llegada de los monjes de Cluny (siglo XI), de la orden de San Benito y observadores de su regla, el conjunto monástico tomó nueva forma y se hizo mucho más importante e influyente. Apareció el claustro por antonomasia y los edificios que se levantaron fueron de grandes proporciones. El claustro inferior del Monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos debió levantarse entre la segunda mitad del siglo XI y primera del XII, y compite con el claustro de la Catedral de Santa María de Gerona, también del siglo XII, por el mérito de ser los claustros más antiguos de España.
Un referente de claustro cristiano más cercano en el tiempo al Patio de los Naranjos.
Uno de los documentos más importantes de toda la época medieval es el Plano de Saint Gall dibujado sobre pergamino, y considerado el plano de arquitectura más antiguo conocido. Se conserva en la biblioteca de esta localidad suiza. Gracia a él podemos observar cómo los monjes realizaron el proyecto de un monasterio. El plano fue dibujado poco antes del año 829, cincuenta años después de la terminación de la primera Mezquita de Córdoba y de su patio. Con este plano podemos reconstruir idealmente el proyecto, que concebía el monasterio como una pequeña ciudad autosuficiente. Las construcciones se organizaban alrededor de la gran iglesia abacial, diseñada con planta basilical, dos ábsides y dos torres a los pies. En el lado sur se ubicaría el claustro, un patio cuadrado que sería centro de la vida religiosa.
Esta es la referencia más antigua conocida de un claustro cristiano. Pero dónde pudieron ver un patio porticado integrado en un templo y que sirviera como centro de la vida social. Pues no se me ocurre otro sitio que el Patio de los Naranjos de Córdoba.
Patio y Universidad.
Otra interesante coincidencia es que el Patio de los Naranjos es una de las primeras madrasas (Universidad) de la cultura islámica. En las primeras épocas del Islam no existían las madrasas. Su origen puede rastrearse en la antigua costumbre de encontrarse en las mezquitas para discusiones sobre religión. Se considera que la Madrasa de Qarawiyyin, en la mezquita del mismo nombre en Fez es la madrasa más antigua, fundada en 859. Bueno, esto está por demostrar, pues teniendo en cuenta la gran emigración árabe recibida por la ciudad, proveniente de Córdoba tras la revuelta del Arrabal de Sacunda en 818; cuarenta años antes de la fundación de esta madrasa, es más que probable que los cordobeses influyeran en su creación.
Lo cierto es que los mozárabes que después se extienden por toda España, han visto el patio de Córdoba lleno de gente en corros junto a libros que estudian y comentan, es decir, han visto por primera vez una universidad (madrasa). Este concepto y uso del patio porticado es el que se copiará e implantará en todos los claustros como lo demuestra el hecho de que los estantes de libros estuvieran ubicados en él. Y de aquí el claustro pasará a las universidades cuando estas son creadas, constituyendo el núcleo principal de organización y saber. El concepto de claustro se utiliza hoy en el ámbito de la educación. Es el conjunto de los docentes que se desempeñan en un establecimiento, o el encuentro que reúne a estos profesores. Claustro, por otro lado, es la junta directiva de una universidad.
Se cierra así el círculo que nos vuelve a traer al Patio de los Naranjos, aquel que fue universidad para los árabes y claustro cuando el templo fue cristiano. Pues no solo hemos heredado más de 5.000 palabras del árabe, también sistemas de construcción y planificación que hemos hecho nuestras, como es el caso del Patio de los Naranjos; el claustro más antiguo de Europa.