Para la Historia y para el saber popular, la conquista de Córdoba a los musulmanes está marcada por un hito urbano que es la Puerta de Colodro, una puerta hoy desaparecida de la muralla de la Axerquía norte por donde un grupo de almogávares trepó y asaltó por primera vez la ciudad. Todo esto es cierto, pero la historia del asalto es un poco más larga, dura toda la madrugada y tiene como resultado que por fin al amanecer, las milicias del Concejo de Martos (Jaén), consiguen entrar por la Puerta del Sol, desde entonces llamada Puerta de Martos y hoy también desaparecida, y pisar por primera vez tierra de Córdoba en nuestra calle del Viento, que es la calle que desembocaba en la famosa puerta.

Álvar Colodro, junto a Benito de Baños, lideraban un pequeño grupo de asalto de almogávares, que reciben información del descuido de los centinelas en la entonces ya decadente ciudad de Córdoba. Deciden entonces asaltar la muralla por un punto débil de la Axerquía norte, donde no hay apenas casas y todo es un enorme descampado de tierras de huerta. Consiguieron escalar la muralla por este punto en la noche del 23 de enero de 1236 y sorprender a los vigías musulmanes, pero no pisan el suelo; no bajan del adarve de la muralla, que van sigilosamente recorriendo y pasando a cuchillo a los descuidados centinelas.

En aquellos tiempos los almogávares son algo así como una fuerza de élite siempre en vanguardia, hablan árabe perfectamente y eso los hace óptimos para labores de espionaje y emboscadas, son guerreros muy preparados tanto física como intelectualmente.  Esto les permite avanzar por los adarves del Este tomando posiciones y neutralizando todos los cuerpos de vigilancia árabes, hasta que por fin al amanecer asaltan y se hacen con el control de la Puerta de Martos.

Una vez abierta la puerta entran por ella las tropas a caballo y la infantería, comandadas por Pedro Ruíz Tafur y Martín Ruíz de Argote. Los cordobeses andalusíes ya están en alerta y el primer encontronazo lo tienen en la misma puerta de Martos, donde son arrollados por la caballería a lo largo de toda la calle del Viento. Ante la virulencia del ataque cristiano, los cordobeses se refugian en las murallas de la Medina, más fuertes y mejor pertrechadas. Ahí resisten el sitio durante cinco meses, pero extenuados y sin alimentos capitulan el 29 de junio de 1.236 ante Fernando III que informado de la hazaña de los almogávares, ha venido con sus tropas a la ciudad a apoyar el asedio.

Mira tú por donde, nuestra pequeña y tranquila calle del Viento fue un escenario clave de la conquista de la ciudad, el primer suelo cordobés que pisaron los cristianos después de 700 años.

El terremoto de 1755, el mismo que fulminó Lisboa y arrasó con un tsunami la ciudad de Huelva, dejó tan mal parada este tramo de muralla y su puerta, que fue preciso derribarla. Hoy ya desaparecida la muralla y la puerta que la cerraba, aún queda como testigo de esta hazaña, nuestra discreta calleja que mira al río y el viejo Molino de Martos, en su tiempo el molino más importante del río con sus diez piedras de molienda y hoy sala de exposiciones del Real Jardín Botánico de Córdoba.


 

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