En el siglo XIX el Oriente era para los europeos (Occidente) los territorios del Imperio Otomano, el antiguo Egipto y el norte de África que baña el Mediterráneo. Asia aún está lejos y desconocida para la Europa Imperial. Las campañas de Napoleón en este Oriente y en especial su campaña de Egipto, descubren para Europa un territorio de aparente fantasía y leyenda que pronto despertará el interés de los artistas occidentales.

Eugène Delacroix será uno de ellos y quizás el más relevante. no solo es el pintor romántico y orientalista por excelencia, también está considerado el iniciador de los cuadernos de viajes, es esto lo más importante para lo que vamos a tratar.  Este pintor francés, grande entre los grandes, viajó a España y Norte de África en 1832, como parte de una misión diplomática a Marruecos poco después de la conquista francesa de Argelia. Se marchó para escapar de la axfisiante vida de sociedad parisina, con la esperanza de ver una cultura más primitiva. Producto de su viaje más de 100 pinturas y dibujos de escenas de la vida y los pueblos del norte de África. Estas pinturas hoy piezas principales de los mayores museos del mundo, añaden un gran capítulo, y posiblemente el más interesante, al movimiento orientalista tan de moda en la Europa del XIX.

Pero a parte de servir este viaje de inspiración para sus siguientes pinturas, Delacroix porta siempre un cuaderno donde dibuja lo que va encontrando a su paso, tomando a la acuarela datos del color o escribiendo impresiones del viaje. Estos cuadernos están hoy editados y se pueden comprar en ediciones muy cuidadas, lo curioso del asunto es que ninguno de los libros editados, hacen mención a España, es casi seguro que algunos de sus cuaderno se haya podido extraviar, o lo que es mas probable; acabo deshojado y repartido por diversos sitios. Lo cierto es que el Museo Bonnat de Bayonne y el Museo del Louvre conservan algunos dibujos sueltos de su paso por España, que bien pudieran ser hojas de un cuaderno de viaje de Delacroix, hoy desaparecido en su totalidad.

Uno de ellos es un dibujo rápido del crucero de una iglesia cordobesa, así reza escrito de su puño y letra en esta pequeña hoja de apenas 14x9 cm.. Es difícil determinar a que iglesia corresponde el dibujo. Parece que las iglesias fernandinas quedan descartadas, pues el crucero del dibujo de Delacroix esta rematado por una cúpula. Aunque aquí surgen dudas pues en el año que visita Córdoba, algunas iglesias fernandinas estaban disfrazadas de Barroco, es el caso de la Iglesia de San Pablo de la que hoy desconocemos el aspecto que podía tener antes de su restauración en 1900. Las posibles candidatas a ser el modelo del dibujo, son la Iglesia de Santa Victoria, la de la Compañía, San Rafael, La Trinidad, San Francisco o la Iglesia de Santa Ana en la calle Ángel de Saavedra. Estas son a bote pronto las que tienen cúpula en el crucero, no sé si me dejo alguna. La de Santa Victoria, aún a día de hoy, conserva en sus muros ángeles portalámparas muy similares a los del dibujo de Delacroix.

En fin! juzga tú mismo y si consigues averiguar con certeza a cuál de las iglesias cordobesas corresponde este curioso apunte del gran maestro orientalista, dímelo por favor.

Hay algunos dibujos más de España realizados por Delacroix y localizados en el Museo del Louvre. Son interesantes porque entre otras cosas, dan pistas sobre el trayecto que sigue en su viaje a España, que no es su destino, sino un paso obligatorio para visitar los países ribereños de África que sí son su destino final.

Este corresponde a las galerías del Monasterio de la Rábida en Palos de la Frontera, nos indica que posiblemente cruzara a África desde el puerto de Huelva. Las dimensiones del dibujo son idénticas al de la iglesia cordobesa, es también muy probable que pertenezca al cuaderno deshojado que utilizó en España.

Y este otro, que también está en el Louvre, y que tiene la misma medida que los anteriores, corresponde a una plaza de Sevilla, que tampoco ubico a día de hoy, aunque supongo que para un sevillano debe ser fácil.