La Historia de Andalucía está repleta de curiosas e interesantes historias, a veces sorprendentemente desperdiciadas como guiones cinematográficos de rabiosa actualidad. Es el caso de la biografía del cordobés Juan Latino que fue el primer catedrático y escritor negro de la Historia. Pero si esto ya te parece sorprendente, espera a leer el final de la historia.

Pues si amigo, en el Siglo de Oro español, la esclavitud era moneda corriente. Tener esclavos traídos de África era práctica habitual entre las clases pudientes. Juan Latino es una constatación clara del hecho, como lo es también otro Juan; Juan de Pareja, el negro que fue ayudante de Velázquez hasta su muerte y que hoy cuelga cuadros en el Museo del Prado. O Juan de Mérida, el “valiente negro en Flandes”, que combatió junto al Duque de Alba obteniendo así su libertad, lo que le permitió casarse con la hija de su amo. (¡Ay mamá qué será lo que tiene el negro!). Pero no solo en España, Alejandro de Médici, llamado «el Moro» fue hijo ilegítimo de Julio de Médici y una sirvienta negra de nombre Simonetta. Lorenzo II de Médici le reconoció como su hijo y llegó a ser primer Duque de Florencia.

Alessandro de Medici pintado por Bronzino.

Poco y nebuloso lo que sabemos de los orígenes de Juan Latino. Parece que fue hijo de unos esclavos negros comprados a los portugueses por la familia del Gran Capitán, aunque hay quien defiende la posibilidad de que fuera un hijo fruto de las relaciones de Luis Fernández de Córdoba, hijo del Gran Capitán y Duque de Sessa, con una esclava negra de su propiedad. Hay quienes aseguran que era de procedencia etíope, otros dicen que de Guinea y otros que bereber, pero lo cierto y demostrado es que Juan de Sessa (Juan Latino cuando obtiene la libertad) era negro, era esclavo y nació en la provincia de Córdoba, posiblemente en Baena.

Adjudicado como paje al hijo del Duque de Sessa; Don Gonzalo Fernández de Córdoba, estos, que tenían la misma edad, establecieron tales lazos de amistad y compañerismo, que Gonzalo nunca quiso separarse de él. Así, cuando fue enviado a Granada a estudiar, se hizo acompañar de su inestimable amigo negro, al que sentó en su pupitre y se fue formando a la vez que su amo.

Juan Latino que destacó desde el inicio de su formación por su despierta inteligencia, quiso ser médico, e incluso parece que llegó a cursar alguna asignatura. Pero sus amigos, consejeros o amos (seguía siendo esclavo) lo encaminaron hacia las humanidades. Aprendió latín, griego, música, retórica, etc. Se licenció en la Universidad de Granada el 2 de febrero de 1546 en la rama de Artes, y en 1562 ya nos aparece como catedrático de Artes en el claustro universitario. Su prestigio debió crecer como la espuma, pues el día de San Lucas de 1565 fue el encargado de pronunciar el discurso de apertura académica de la Universidad de Granada.

Publicó varios libros, entre ellos una Austriada escrita en verso y en latín donde narra la guerra de las Alpujarras, elogiando como héroe a Juan de Austria al que conoció durante aquella contienda y estableció lazos de amistad. Esta Austriada es el precedente de la más famosa Austriada escrita por el cordobés Juan Rufo. Juan Latino es considerado por muchos el mejor latinista del Siglo de Oro. Su fama es grande y llega a las plumas de Cervantes que lo elogia en el prólogo de Don Quijote, o Lope de Vega que le dedicó estos versos:

“No era tan blanco en Granada
Juan Latino, que a la hija
de un veinticuatro enseñaba;
y con ser negro y esclavo
porque era su madre esclava
del claro Duque de Sessa,
honor de España y de Italia,
vino a casarse con ella
que gramática estudiaba,
y la enseñó a conjugar
en llegando al amo, amas.”

Ya como hombre libre, Juan se enamoró perdidamente de una alumna suya. Ana de Carleval, blanca e hija de un concejal de Granada, con la que tuvo cuatro hijos mulatos. Imagina el escándalo que esta unión hubo de suponer en la muy cerrada y oscura sociedad granadina de entonces. Hay quién asegura que el padre murió del disgusto que este matrimonio le provocó.

No se sabe a ciencia cierta el año de su fallecimiento, pero si que sobrepasó la edad de noventa años. Es decir, debió morir a comienzos del siglo XVII.

Por sus clases pasaron multitud de personas para aprender con él. Una alumna de Juan Latino fue la también muy famosa Elena (o Eleno) de Céspedes. Hija de esclava, mulata, transexual condenada por la Inquisición... y primera médica-cirujana. Es considerada la primera persona transgénero documentada en Europa.

Nació como Elena y parió como mujer. Pero siempre se sintió Eleno. Tuvo amoríos como macho con infinidad de mujeres, hasta que se casó por la Iglesia con una mujer. Ésa fue su perdición: fue condenada por la Inquisición de Toledo y recluida en un perdido hospital de Castilla. Pero, sobre todo, fue inteligentísima, nómada, voluntariosa hasta conseguir los títulos de Medicina y Cirugía. Fue la primera mujer cirujana de la Historia. Aunque el relato de su vida se ha centrado en su sexualidad: ¿Fue hermafrodita, lesbiana o transexual?

Si quieres saber más sobre este fascinante personaje contemporáneo de Juan Latino, lee este magnífico artículo que publicó hace algún tiempo el Independiente de Granada. ¡Y ahora dime que esto no es un increíble guión de cine de rabiosa actualidad!.

NOTA: No se dispone de imágenes de Juan Latino aunque las hubo. Su enorme fama en todo el imperio español en la segunda mitad del siglo XVI hizo que Felipe II pidiese que le enviaran un retrato del ilustre humanista. Se lo mandaron y lo colocó en la galería de sabios del Alcázar de Madrid. No obstante, el incendio que destruyó el palacio madrileño en 1734 se lo llevó por delante.


 

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