Hoy son los móviles geolocalizados los que guían nuestras rutas y nos llevan con certeza a nuestro destino, ayer lo fueron las guías y mapas que guardábamos en las guanteras del coche. ¿Pero y antes? Cómo se apañaba un romano para no perderse en la vasta red de calzadas del Imperio, para llegar a su destino sabiendo cuántas etapas debía recorrer y que tiempo emplearía en ello.

La clave la encontramos en los vasos conocidos como de Vicarello o Vasos Apolinares. Se llaman así por haber sido hallados en la localidad de este nombre, a orillas del lago Sabatini (o Bracciano), al Norte de Roma, en las ruinas pertenecientes a unas antiguas termas medicinales, probablemente las conocidas por los documentos como Aquae Apolinares. Estas aguas, bendecidas por Apolo, estaban consideradas milagrosas, curaban males y desde todo el Imperio la gente viajaba para poder beberlas, algo parecido a lo que hoy es Lourdes o Fátima.

Su descubrimiento fue fortuito y tuvo lugar en el mes de enero de 1852, al reformar el antiguo depósito de agua caliente de la parte aún en uso. Aparecieron entonces ciertos objetos arqueológicos de sumo interés; pero muy principalmente varios vasos de plata y de oro.

La idea se le debió ocurrir a algún emprendedor gaditano (lo del emprendimiento no es nuevo) que tuvo la ocurrencia de grabar en un vaso toda la ruta por etapas para llegar a Roma, diseñando así el primer plano de carreteras de la Historia. Otra genialidad consistió en hacerlo sobre el vaso, pues en el ajuar del viajero de entonces, este era esencial para ir bebiendo agua de las fuentes y caudales que suministraban agua dulce durante todo el camino.

Desarrollo de los datos incluidos en el Vaso de Vicarello. En gris el tránsito por la península; en verde las poblaciones andaluzas.


Estos cuatro vasos se conservan hoy día en Roma, en el Museo Nazionale Romano, o de las Termas. Tienen la forma de un miliario, hito en piedra, que señalaba las distancias en las vías o caminos.

En sus cilíndricas paredes están grabados los nombres y las distancias en números romanos de las etapas que iban de Gades a través de la Via Augusta, Vía Domitia, Vía Julia y Vía Aurelia hasta llegar a Roma. Pasaba por Córdoba (Corduba), Lezuza (Libisosa), Játiva (Saetabi), Valencia (Valentia), Tarragona (Tarracone), Gerona (Gerunda) y el paso de los Pirineos por La Junquera (Iuncaria) para entrar en Francia y luego en Italia; en total, 1.841 millas romanas (1,48 km.). Salvo pequeñas variantes en las distancias y en la ortografía, los cuatro vasos tienen el mismo itinerario con las mismas etapas.

Su paso por Andalucía comenzaba en Cádiz y pasaba por Ad Portus (El Puerto de Santa María), Asta Regia (Mesas de Asta, Jerez de la Frontera), Ugia (Torre Alocaz, Utrera), Orippo (Dos Hermanas), Hispalis (Sevilla), Carmo (Carmona), Obucla u Obúlcula (La Monclova, Fuentes de Andalucía), Astigi (Écija), Adaras (La Carlota), Corduba (Córdoba), Obulco (Porcuna), Iliturgi (Mengíbar), Isturgi (Andújar) donde cruzaba el Río Betis (Guadalquivir) hasta llegar a Castulo (Linares).

NOTA: El Museo Arqueológico Nacional MAN exhibe en sus salas una réplicas exactas mandadas hacer en 1952 ante la importancia que para España tienen estos objetos.


 

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